Antes de poner a un bebé a dormir, tienes que alimentarlo
porque si no se despertará al cabo de un rato.
Cuando le hayas dado la cantidad
de leche que acostumbra tomar, tienes
que asegurarte de que haya eliminado sus gases, esto es muy importante. De ahí
que se les haga hacer el típico eructo después de darles el biberón.
Cuando se haya tomado su biberón y haya eliminado los
gases, tienes que prepararlo para ponerlo a dormir en su cama. Para ello tienes
que cambiarle el pañal y limpiarlo bien. Después hay que ponerle una ropa que
sólo utiliza para dormir, de esta manera él identificará que es la hora de
dormir.
La ropa tiene que ser cómoda para que le permita el
movimiento de sus extremidades. Es decir, que le permita mover sus brazos y sus
piernas.
Antes de ponerlo en su cama o cuna, tienes que arrullarlo
y cantarle alguna canción para que se duerma dulcemente.
Tienes que asegurarte que el ambiente dónde lo pondrás a
dormir sea el adecuado.
Porque durante el sueño los bebés se identifican con la
vida que han tenido dentro del vientre, por eso tienes que crear un ambiente
que se parezca a éste. Se trata de crear un ambiente cálido y familiar, a la
vez que si se despiertan no se asusten.
Una vez hayas acostado al bebé, recuerda que es mejor
acostarlo de un lado, puedes poner música suave para que le ayude a dormirse.
Además, hará que se acostumbre a dormir con sonidos a su alrededor.
Si el bebé se despierta no lo tienes que levantar, sino
que debes darle unas friegas en su espalda y mecerlo un poco hasta que quede
dormido nuevamente.
Háblale a tu bebé, y aunque él no te conteste porque no
sabe hablar, anticípale lo que se hará. Esto le ayudará a formar sus hábitos
futuros, cuando tu querubín duerma podrás aprovechar el tiempo que él esté
descansando para hacer cosas en casa o darte un tiempo para ti.
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