Ser mamá,
¿cuán duro sería?
Partiendo desde la frase que dicen las abuelitas, “aprovecha
y duerme todo lo que puedas ahora que estás embarazada, porque cuando des a
luz, no vas a poder”, sí, estoy disfrutando mi embarazo pero al mismo tiempo,
uno se pone a pensar en lo difícil que podría ser tener hijos. Te aterra, te da
pánico, te haces mil y unas preguntas.
Conozco a muchas mujeres que son tan felices siendo mamá, despertándose
en la madrugada o preparando papillas para un pequeño ser que depende de
ellas, notas que esas frases con las que
te asustaba tu mamá cuando eras adolescente no eran más que palabras que quería
grabar en tu mente, seguramente como decían antes “para que no salgas con tu domingo 7” ósea antes de
tiempo. Creo que debe ser duro, pero también muy gratificante.
Estoy convencida que la felicidad de tu hijo, es tu felicidad…
Y el dolor, también.
Es como una extraña conexión madre-hijo; he leído que es
tan grande esa conexión que, incluso, cuando están a kilómetros de distancia,
algunas mamás presienten que sus pequeños (porque, claro, siempre serán sus
pequeños) están en peligro o que no la están pasando tan bien. Qué increíble,
¿no? Parece como si ese sexto sentido femenino se desarrollara a una máxima
potencia.
En cada logro, cada lágrima de felicidad, cada paso más en
la vida, en todo, por más pequeño que sea, las madres pueden verse
identificadas, sentir que hicieron bien las cosas, que fueron una fuente de
inspiración para sus hijos.
Al ser madre, reemplazas una cosa por otra: dejas de
preocuparte por tus necesidades y empiezas a criar a un ser que depende
enteramente de ti. Las noches ya no son de baile y discotecas, sino de
lactancia y canciones de cuna.
Pronto seré mamá y estoy muy emocionada por tenerlo junto a mí,
le doy gracias a Dios por regalarme la maternidad, espero ser una buena madre
verlo crecer y que me diga mamá.
Te cuento que la primera vez que sentí a mi bebe moverse
llore de emoción no podía creer que dentro de mi había un ser que ya daba señales de vida, que
ya se comunicaba conmigo. Qué mágico momento!
Gracias virgencita por guiarme en esta bendita aventura de ser mamá.
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