La infertilidad se está convirtiendo en un problema, sobre
todo en los países más desarrollados en los cuales las parejas alargan cada vez
más el momento de tener un hijo.
Afortunadamente, en la actualidad hay muchas opciones, desde
la inseminación artificial hasta la fertilización in vitro. Sin embargo, muy
pocas parejas son conscientes de que un cambio en sus hábitos de alimentación
puede aumentar la fertilidad.
En los últimos años se han realizado numerosas
investigaciones que han puesto al descubierto el vínculo entre alimentación y
fertilidad. Uno de los estudios más recientes se realizó en la Universidad
Hebrea de Jerusalén, con un grupo de mujeres diagnosticadas con el Síndrome de
Ovarios Poliquísticos.
Vale destacar que se trata de uno de los trastornos más
comunes que incide en la fertilidad femenina y afecta entre un 6 y un 10% de
las mujeres en edad reproductiva. Básicamente, es una alteración endocrina que
provoca desequilibrios hormonales, lo cual trae consigo irregularidades en el
ciclo menstrual, así como una resistencia a la insulina y alteraciones en el
ciclo de ovulación.
En este estudio se trabajó con 60 mujeres que tenían un
índice saludable de masa corporal. Todas se sometieron a una dieta de 1.800
calorías diarias pero distribuidas de manera diferente; es decir, un grupo
consumía la mayor parte de las calorías en el desayuno (un desayuno fuerte que
aportaba 980 calorías, un almuerzo medio de 640 calorías y una cena de 190
calorías) mientras que el otro grupo ingería la mayor cantidad de calorías
durante la cena (desayuno ligero de 190 calorías, almuerzo medio de 640
calorías y cena fuerte de 980 calorías).
A lo largo del experimento los investigadores analizaron una
serie de indicadores esenciales para la fertilidad y que usualmente se ven
afectados por el Síndrome de Ovarios Poliquísticos, como las concentraciones de
insulina, de glucosa y los niveles de algunas hormonas como la progesterona y
la testosterona.
Un desayuno equilibrado pero abundante es beneficioso y estimula
la ovulación para la fertilidad
Al cabo de 3 meses los resultados de las pruebas de sangre,
que al inicio del estudio eran similares en todas las mujeres, habían variado
notablemente. En el grupo que centró la mayoría de las calorías en el desayuno,
las concentraciones de glucosa en sangre disminuyeron un 8% y los niveles de
insulina decrecieron en un 53%. Sin embargo, en el grupo en el que las calorías
se concentraron en la cena no se evidenciaron cambios significativos en estos
indicadores.
Además, se debe destacar que al inicio del estudio ninguna
mujer estaba ovulando pero al finalizar el experimento, el 50% de las mujeres
que apostaron por una dieta más rica en el desayuno ya ovulaba. En el grupo de
las mujeres que centró las calorías en la cena, solo el 20% comenzó a ovular.
Estos resultados no dejan lugar a dudas: en la fertilidad no
solo cuenta la dieta que seguimos sino también la manera en la cual
distribuimos los alimentos a lo largo del día. Todo parece indicar que apostar
por un desayuno más copioso y una cena más ligera nos ayuda a reducir la
resistencia a la insulina y disminuye los niveles de testosterona, lo cual le
ayuda a las mujeres que padecen del Síndrome de Ovarios Poliquísticos a regular
su ovulación.
A comer rico y saludable.
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