En definitiva, uno de ellos es el genético, quién y cómo
somos.
Por lo tanto, hay tantas inteligencias como personas y a su vez no
existe un único tipo de inteligencia.
La pregunta acerca de si un niño es inteligente o lo será en
el futuro está teñida en algunas ocasiones por la idea o creencia de que cuanto
más rápido se aprenden las cosas, más inteligente se es.
Se cree que el éxito y
la rapidez son sinónimo del nivel de inteligencia de los niños.
Tradicionalmente se nos ha transmitido que la inteligencia era un valor
relacionado con un coeficiente intelectual y con la capacidad lógica y racional
de resolver problemas, dejando de lado otras cualidades igual o más importantes
que afortunadamente se están empezando a tener en cuenta a la hora de evaluar a
un niño, se pensaba en números y resultados, no en procesos.
Con el transcurso del tiempo y la puesta en marcha de
numerosas investigaciones se llegó a la conclusión de que las cualidades
ligadas especialmente a los intereses propios de cada niño y a la capacidad de
resolución de los problemas, así como también su base emocional y creativa,
resultan fundamentales a la hora de observar los diferentes modos de ser
inteligente.
Hemos escuchado muchas veces las frases del estilo de:
"Mira lo rápido que resolvió esto, es súper
inteligente".
"Mira que lento, todavía no ha dejado los pañales. El
tuyo sí que es inteligente, tan pequeño y ya sin ellos."
"Mi hijo es medio tonto. Todavía no aprendió a
escribir. Sus compañeros son más inteligentes porque ya escriben muy
bien".
Estos comentarios de la vida cotidiana de cualquier familia
guardan un trasfondo. En realidad, simbolizan una idea o creencia de lo que
nosotros pensamos que es ser inteligente, transmitiéndoselo también a los
niños. Creemos que el éxito y la rapidez son sinónimo del nivel de inteligencia
que poseen especialmente los niños.
Lo importante es definir en qué consiste ser
inteligente.
La inteligencia es una
capacidad mental compleja y personal que se construye, teniendo como objetivo
la función de facilitar la tarea de elegir las mejores opciones para resolver
una situación problemática que se presenta. Además, es diferente según cada
persona, edad y cultura que representa.
Usar la inteligencia implica poner en juego diferentes
habilidades dependiendo del área que más nos interesa.
Podemos planificar o
resolver de manera práctica o abstracta diversas situaciones problemáticas. Ser
inteligente consiste en tener una buena comprensión y adaptación del entorno
que nos rodea.
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