*Los recién nacidos tienen el estómago muy pequeñito, por lo
tanto la cantidad de leche que les cabe es también pequeña. Los intervalos
entre las tomas deben ser los que su cuerpo exija. Todos los pediatras
recomiendan la lactancia a demanda (salvo excepciones por enfermedad).
*Muchos bebés regurgitan después de mamar o de tomarse el
biberón. Es algo normal. No hay razón para preocuparse, pues no suele ser mucha
cantidad. Por regla general, solo echan la leche que han tomado de más.
*En ocasiones, el bebé no se queda satisfecho después de
mamar un largo rato. Esto puede pasar porque no mama bien: si succiona solo el
pezón no sacará mucho. Hay que procurar que la areola del pecho también esté
dentro de su boca.
*Si se tienen gemelos, es muy normal que al principio lloren
más que otros bebés cuando se encuentran hambrientos, ya que tienen que esperar
su turno. Podemos colocar a cada uno en un pecho, ambos a la vez, y en la
siguiente toma, intercambiarlos. Si toman biberón, los ponemos en frente, sobre
un cojín y se lo damos al mismo tiempo.
*Lo ideal es que cada gemelo tenga su propio ritmo de
comida, es decir, cuando lo piden. Si su hermano sigue durmiendo, le dejaremos
hasta que se despierte. Poco a poco irán acercando horarios.
* Hay bebés que se duermen mamando. Probablemente no tengan
mucha hambre o aún estaban medio dormidos. En este caso, basta con mover un
poquito el pezón para que despierten y sigan chupando.
*Si no les damos pecho, los recién nacidos tienen que
aprender a tomar el biberón. Lo mejor es que al principio sea siempre la misma
persona la que se lo dé, pues cada uno tenemos una forma diferente de darlo.
Algunos bebés se desconciertan fácilmente.
*No es aconsejable darle nada que no sea leche, ni
infusiones ni ningún preparado que nos hayan dicho que le ayuda a echar los gases.
*Para evitar que ingiera aire, si le damos el biberón, hay
que verificar que está lo suficientemente inclinado como para que la leche
ocupe toda la tetina y no haya burbujas de aire que pueda tragar sin querer.
* Durante cinco o diez minutos después de mamar, los bebés
muestran un interés especial por su entorno. Si lloran después de comer,
probablemente sea porque quieren jugar y nosotros no les estamos haciendo caso.
También puede ser porque tengan gases.
*El eructo no es obligatorio, pero la mayoría de los bebés
se sienten mejor después de haber echado el aire. Para ayudarles, podemos
incorporarlos apoyándolos sobre nuestro hombro, o bien ponerlos boca abajo
encima de nuestras rodillas y les damos palmaditas en la espalda. A veces los
gases pueden provocar fuertes dolores. Si es así, debemos consultar al
pediatra.
*La postura adecuada para acostar al bebé después de comer
es boca arriba con una pequeña inclinación hacia un costado. Es más segura y
hará que le molesten los gases en menor medida. Esta postura es la que debe
tener siempre en la cuna para evitar la muerte súbita.
*Las manchas de leche en la ropa huelen mal. Se pueden
quitar con una mezcla de agua y levadura (una cucharadita para una taza de
agua). No solo se quita el mal olor, también la mancha.
*Directrices para el aumento de peso: en los cinco primeros
meses, la mayoría de los niños duplican su peso y hacia el final del primer
año, suelen pesar tres veces más de lo que pesaron al nacer.
*Pesar al bebé a diario no tiene sentido y puede convertirse
en una fuente de estrés innecesario. Si está contento, activo y crece bien,
significa que está bien alimentado.
El pediatra lleva un seguimiento
exhaustivo, si él detecta algo raro, tomará algún tipo de medida.
*Los niños que se crían al pecho hacen más deposiciones que
los que toman leche artificial. En general suelen hacer entre una y cuatro
deposiciones al día.
*A partir de los tres meses aproximadamente, los niños
necesitan una cierta rutina en su vida. Por lo tanto, hay que procurar
acostarles a la misma hora y siguiendo un mismo ritual. Esto deberá mantenerse
durante los siguientes años.
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