Algunos niños o niñas suelen comer muy poco, consumen
determinados alimentos o se niegan a probar los que son nuevos. Este
comportamiento puede persistir en pequeños de 1 a 10 años de edad.
El obligar a nuestros pequeños a que coman no es una buena
idea. Recordemos cuando éramos niños.
¿Nos gustaba que nos obliguen a la fuerza a hacer cosas que
no queríamos? El comer obligado convierte una experiencia que debiera ser muy
agradable en algo molesto y tenso. Por ello convéncelo de que la comida es un
rato de diversión, juego y amor y no de disgustos.
Palabras frecuentes:
Mami, no quiero”, “Mamita no me gusta”
“Yo quiero comer esto…” o “Tienes que comerte todo lo que está en el plato”,
son frases corrientes en cualquier mesa donde hay niños. Un eterno drama que se
ha repetido de generación en generación.
Pero, hasta qué punto será bueno obligar a comer a nuestros
hijos, ¿será realmente bueno obligarlos? o ¿debemos ceder a sus gustos?
Que nuestros pequeños aprendan a comer es todo un proceso y
nuestro objetivo debe ser enseñarles de una manera eficaz, positiva, divertida
y libre a que coman y que quieran por sí mismos aquellos alimentos que son
buenos para ellos.
Desde los nutricionistas hasta los pediatras y los
psicólogos, coinciden en que obligar a un niño a comer puede tener efectos
negativos que repercuten hasta la adultez.
Es común que los niños sientan temor a probar nuevos
alimentos y como arma de defensa se nieguen a comer lo que se le presenta en el
plato. Al inicio puede parecer de locos permitir que nuestro hijo tenga el
control de lo que come, en especial si venimos de una formación colmada de
reglas y castigos, pero sin duda esto logrará que nuestro pequeño desarrolle hábitos
alimentarios saludables.
Primero es importante fijarles horarios para las comidas y
refrigerios, a la vez brindarles una variedad de alimentos, que deben estar
encabezados por frutas, verduras y productos integrales, dejando que ellos
escojan los alimentos de acuerdo a sus gustos. No importa si come como
pajarito, más que seguro lo compensará en la siguiente comida.
Un ejercicio que nos permitirá conocer las preferencias
alimenticias de nuestros hijos es la lista del “me gusta” / “no me gusta”.
Pídele que escriba en una hoja en blanco estas dos listas: lo que les gusta
comer y lo que no. Sería mucho mejor si esto lo dirige un nutricionista, así
podrá explicarle al niño que hay muchos alimentos que le gustan y como estos
aportan a su crecimiento.
Aquí podemos aprovechar para plantearle una meta a nuestro
hijo, cuyo fin es que él esté más sano, más fuerte y más lindo. Es decir, sin
premios ni castigos, solo que sepa que estar sano y fuerte depende de él.
Algunos Consejitos: Presentar la comida en pequeñas
cantidades.
Hacer que participe en la preparación de los alimentos.
Presentar las comidas de manera atractiva.
No llenarlos de golosinas antes de las comidas.
Darle variedad y permitir que elija.
Apagar la televisión y sentarse a comer con ellos, en
familia.
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